Thursday, September 21, 2006

La fuerza, la gracia.

Esto de aquí abajo es Divic, un dedo de tierra que entra en el río Drina, a la salida de Zvornik. Es un pueblo de población musulmana, con alguna pequeña excepción (es lo que tiene el amor y querer vivir tu vida sin imposiciones, que llegan los matrimonios mixtos). Ya conocéis Zvornik y Mali Zvornik (la parte de la ciudad al otro lado del río, ya en Serbia) y lo que ocurrió aquí. Y esto de aquí abajo es lo que encontró la gente de Divic cuando decidieron regresar, poco a poco, a sus casas y a su pueblo.

Aquí había antes una mezquita, que ya no existe. La sustiyeron estos muros blancos que permanecen vacíos desde entonces, que nadie ha usado, nadie usa y nadie quiere usar, porque no hay nadie que profese la religión cristiana en el pueblo, ni hay razón alguna para que nadie de fuera tenga que venir aquí a cumplir con los ritos, porque no es un lugar sagrado, ni con historial de ningún tipo...


Frente a la iglesia, la casa que se utiliza como sitio improvisado de oración. La bandera musulmana y los altavoces que llaman a oración, junto a los nombres de los caídos.

Un recuerdo continuo de la imposición y la barbarie. Una ofensa y humillación constante para las familias, plantada en medio de sus casas, a apenas 5 metros de muchas de ellas... y dominando el skyline, tan importante y significativo para tantos en los últimos años, con esa poderosa carga simbólica que nadie puede negar a día de hoy.

Diez años desde que se aprobó Dayton, recogiendo los derechos al retorno y a la protección del patrimonio, y el respeto por los derechos de propiedad violentados por la guerra. Se ha negociado de forma "pacífica", se ha llegado a acuerdos... y la iglesia sigue ahí. Lo malo o lo bueno, según el caso y a quién preguntes, es que toda paciencia se agota. El día que hice estas fotos, se reunieron en medio minuto más de veinte personas, indignadas, agotadas. Esa misma noche explotó un artefacto frente a la puerta principal, afectando a la iglesia y a la casa que sirve como sitio de oración. Nadie ha reclamado la autoría, y lo mismo pudieron ser unos que otros.


Divic no es el único caso. Ésta de aquí arriba es una iglesia construida en terreno privado, propiedad de una mujer musulmana que ahora ha regresado y reconstruido su casa justo detrás. La batalla es la misma. Y aún hay otro caso más, sólo en esta zona (noreste).

El Roto, hoy en ElPaís