Wednesday, August 09, 2006

Vuelta a Philly

Se me pasó el aniversario de la bitácora (repasé los posts originales y me acordé de que a ed y capi os gustaba más ese nombre). Pero todo empezó en Filadelfia y por culpa de Filadelfia.
Y para allá que volví a principios de julio, aunque sólo para unos pocos días. La pena es que puede que fuera la última reunión que se organiza. Pero siempre nos quedará París... Ah, no, que eso es otra historia.

Para empezar, esta vez no era la International House, ejem. Y al llegar aquí me di cuenta de que no llevaba de nada: ni adaptador, ni calzado para la lluvia (no paraban las tormentas, como si no lo supiera ya del año pasado...), ni papel y lápiz... un desastre las prisas.
Pero para todo hubo solución ;)

Era la sensación más extraña de no haber abandonado un sitio que he tenido nunca. Supongo que porque el año pasado parecía todo un poco irreal. Y cuando vuelves por segunda vez a un lugar al que nunca pensaste que fueras a ir, y mucho menos volver, la familiaridad que tienes es algo maravilloso.

Sobre todo si se mantienen las buenas costumbres :)
Cenitas, casitas que visitar, cantidad de gente que conocer, mucho, mucho para hablar.


A todo esto, esta casita en particular merece una pequeña parada. Sí, en la primera foto estamos haciendo cola para saludar a la anfitriona (!), de uno en uno y con la mejor sonrisa puesta :Đ Y la segunda foto, bueno, sólo es una excusa para decir que por fin encontré un buen esbozo de lo que sería mi casa ideal... :Đ

Lo dicho. Siguen las buenas costumbres. El White Dog seguía en su sitio, esperándonos.
No estuvieron Leyre, ni Gabor, Andrew, Holly, Ian, Stephan o Lina. Pero el resto sí, y estaba Serena, y Rebecca, y Tom, y Eugene, Dayo, Mike... Y unos cuantos de promociones anteriores que fue un gustazo conocer. Cuatro días impagables.


Pero no hubo sólo trabajo, cenas y White Dog. También hubo teatro. Y una charla con el director, el productor y los actores. Además de tener un nivel enorme, resultó especial porque trataba la historia de un refugiado, uno de los Niños Perdidos de Sudán, recién llegado a EEUU desde el campo de refugiados de Kakuma, en Kenya. Rebecca, de la que os hablé el año pasado, ha trabajado tres años en ese mismo campo. Fue algo extraño. Y emotivo. Sobre todo para ella.




Rebecca acaba de volver a Reino Unido. Y Maria (también os la presenté) lleva varios meses ya en Beirut como profesora. Ahora está colaborando con un fondo de ayuda a los refugiados del sur con la Universidad en la que trabaja, la Universidad Americana en Beirut. Si a alguien le interesa contribuir, sólo teneis que decírmelo.